COCO

Ayer COCO pasó a la lista de mis películas favoritas de animación, junto a Vaiana, Frozen y del revés, entre otras, películas con mensajes muy potentes.

Os voy a dar mi percepción (por supuesto subjetiva) de la película, y como dice siempre Borja Vilaseca en sus charlas, no os creáis nada, comprobadlo vosotros mismos. Os invito a ver la película para que vosotros podáis exponer vuestro punto de vista sobre la misma (que desde luego, también será subjetivo) 🙂

Y dicho esto comienzo con mi reflexión sobre de qué trata la película de COCO (insisto, para mí). Voy a omitir mucha información porque no quiero hacer de spoiler, podéis leer tranquilos, y si no os quedáis tranquilos veis la película primero y después leéis el post (si os apetece).

La película cuenta la historia de Miguel, un niño que fue educado en una familia en la que le trasmitieron que la música no era buena. Esta educación que había sido transmitida desde varias generaciones atrás se debía a que tras una mala experiencia, cuando la tatarabuela de Miguel había sido abandonada por su marido músico que decidió priorizar la música a su familia.

A partir de este hecho traumático con alta carga emocional (engrama), la afectada prohibió cualquier cosa (detonadores) que le hiciera conectar  de nuevo con ese trauma. En este caso el detonador era la música y por eso creó esa creencia en todos los que le precedieron (familiares) de que la música era el origen de todos los males, sin que ni siquiera ellos supieran de donde venía esa creencia. Aún así , como era lo que se les habían enseñado desde niños la asumieron como cierta y nunca la cuestionaron. Esto llevó a que la familia siempre evitara los lugares donde sonara música, etc.

Miguel, sin embargo, a pesar de todas esas creencias familiares sentía en su interior que eso no era así, lo cuestionaba y pensaba que su familia se estaba equivocando. El se sentía músico como su ídolo  Ernesto de la Cuz al cuál admiraba y quería seguir sus pasos  haciendo honor a su lema de “Vive el momento”.

Cuando Miguel descubre que su tatarabuelo había sido músico se lo cuenta a su familia, se arma de valor y también les dice que él quiere ser músico, que lo lleva en la sangre. Sin embargo su familia se opone defendiendo sus creencias que tienen bien arraigadas por el paso de los años. Ante la oposición de su familia Miguel decide ir a por su sueño igualmente porque siente que es lo que quiere hacer, para él no ser músico sería renunciar a lo que él es.

Cuando sientes que has nacido en este mundo para algo y tienes esa convicción  es difícil que te paren. El problema es cuando lo tenías claro pero poco a poco lo has ido enterrando bajo un montón de creencias limitantes que por lo general ni siquiera eran tuyas pero que has acabado aceptando y creyéndolas ya sea por repetición, por una experiencia traumática o por la confianza que tenías en las personas que te las transmitían.

Los niños tienen mucho más claro lo que quieren que los adultos y esto se debe a que están más conectados con su esencia (luz interior) y su propósito de vida. Son los adultos los que influenciados por el paso de los años con multitud de creencias poco a poco acaban apagándoles sus sueños diciéndoles que tienen que ser realistas, y ésto lo hacen aquellos que no fueron capaces de alcanzar los suyos y esa es su percepción de la realidad y de ser realistas.

Es evidente que los adultos sólo buscan evitarles el sufrimiento de frustración que ellos mismos han podido tener o siguen sintiendo, pero tras ese fin positivo totalmente comprensible se les está robando a los niños la oportunidad de ser lo que son (“lo que quieren ser”), y además se le está robando al mundo el disfrute de esos dones y talentos que tienen y que han venido (como todos) aquí para ponerlos al servicio de la humanidad y hacer un mundo mejor. Debemos vivir en propósito y cubrir la necesidad del alma de contribución.

Miguel piensa que la familia es muy importante y sólo busca la aprobación de algún familiar para ir a por su sueño de ser músico y regalarle su música al mundo. Tiene que enfrentarse a muchos obstáculos en esa búsqueda, y sólo cuando deja de pelearse por conseguir lo que quiere y se rinde a que sea lo que tenga que ser es cuando sucede lo que debe ser.

Cuando hablo de rendición no hablo de una rendición en nuestra vida de no hacer nada, hablo de una rendición al control. Debemos ocuparnos de nuestra zona de influencia (lo que depende de nosotros) y no estar en la zona de preocupación (lo que no depende de nosotros) todo el tiempo. Esto es como si saliéramos de casa todos los días con el paraguas abierto (preocupados) por si fuera a llover. Tu puedes coger el paraguas cuando es previsible que pueda llover, pero que llueva o no no va  a depender de si has cogido el paraguas. ¿Me explico?

Yo desde que aprendí esto digo que:

De nosotros depende tomar las decisiones, pero de nosotros no depende el resultado. El resultado ni es bueno ni es malo porque siempre será perfecto para nuestro aprendizaje.

 

Nos pasamos la vida intentando controlarlo todo, al menos yo así lo hacía, y no veáis los rebotes que me he cogido y la culpa que he sentido cada vez que en el proceso de quedarme embarazada me he encontrado con un resultado negativo. Podréis imaginaros como me sentí el día que tras varios intentos de quedarme embarazada al fin tuve un positivo y dos meses y medio después tuve un aborto.

Ahí aún no había aprendido a rendirme, y lo que me hacía tirar para adelante era la actitud, la cuál considero súper importante en la vida.

Por suerte la rendición la aprendí muy poquito después cuando me abrí a creer que he venido a hacer algo grande y a evolucionar. Todas las experiencias que estoy viviendo son las que me están permitiendo este crecimiento. No os imagináis la transformación que he tenido en mi vida gracias a todos esos “obstáculos”, y aunque a veces son más difíciles de aceptar siempre traen algo muy bueno.

Mi último test de embarazo con resultado negativo me permitió ver esa transformación tan increíble que estoy viviendo, y sé que si el resultado hubiera sido positivo, aunque era lo que deseaba y lo que más feliz me hubiera hecho, no me hubiera ayudado en mi crecimiento ni me hubiera permitido ver lo que vi.

Voy a seguir intentando ser madre biológica (la decisión depende de mí), pero asumo (el resultado) que si lo soy o no algún día  no dependerá de mí y será lo mejor para mi evolución personal.

Por suerte puedo seguir tomando decisiones y aún no he llegado al momento en el que Miguel debe tomar una decisión de vida o muerte y aceptar lo que eso conlleve aunque implique renunciar a su sueño (a lo mejor debes ver la película para entenderlo).

Esta película además habla sobre la vida después de la muerte y cómo la verdadera muerte es cuando nos olvidamos de los seres queridos que ya no están “en este plano” y que mientras sigamos recordándoles seguirán con nosotros desde el otro lado, porque no importa que ya no estén físicamente, siguen ahí porque el amor es lo que siempre se conserva.

En fin, una película preciosa que trata diferentes temas y que me parece imprescindible.

Os dejo el trailer de la película de Coco, y me encantaría recibir comentarios. Gracias 😀

¿Quieres saber más sobre las creencias? Pincha aquí

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *