El 9 de mayo, cuando ya parecía que no correría el 15K de Massamagrell, al final pude “escaparme”.
Esta semana habían venido unos amigos de Italia a casa a pasar unos días y todo apuntaba a que no correría el sábado por la tarde.
A punto estuve de ceder mi dorsal (haciendo el cambio legalmente, evidentemente), pero algo dentro de mí no me dejó hacerlo, y es que dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
Llevaba varios años queriéndola correr y por pitos y flautas nunca había podido ser.
Llegó el sábado y me fui a comer con la mochila preparada por si a caso veía alguna oportunidad de poderme ir.
Eran las 17:40, me encontraba en Ruzafa con ellos y más amigos cuando no pude evitarlo y con cara de penita pregunté…
¿Os importa que me vaya?
Elena me dijo: Vete! que no pasa nada! de verdad!
Insistí en asegurarme para que no hubieran enfados, y salí pitando a cambiarme dejando un mensaje en el grupo de wassap del club por si alguien aún no había salido de Valencia hacia Massamagrell, habían quedado allí a las 18h.
Aunque Inma ya había salido se paró en medio de la autovía para llamarme, dispuesta a dar la vuelta para venir a por mí.
Sin embargo yo olvidé el mov al salir corriendo a ponerme la equipación y mi sorpresa fue ver que no había cogido las mallas. ¡¡¡¡Nooooooooooo!!!!!
Por un momento me quedé paralizada, incrédula.
Entonces me planteé el no ir. ¿Cómo me había dejado las mallas? ¿Era una señal? o ¿una prueba de si realmente quería ir?
No quedaba otra, debía decidir rápido, o corría con el pantalón corto que me había cogido para ir a la playa sabiendo las consecuencias de rozaduras que eso me traería… o no iba a la carrera.
¿Qué decidí?
Ir a la carrera y rezar porque las rozaduras fueran lo más leves posibles.
Salí tan escopetada que apenas me despedí, ¡lo siento!
Carrera de calentamiento en busca de un taxi, ¿dónde están cuando se les necesita?
Al fin!! me subí en uno y le dije: Hola, tengo mucha prisa, voy a Massamagrell para hacer una carrera, haga lo que pueda, si llegamos bien, y si no pues saldré la última (y pensé.. como en el Ekiden, jajaja)
El hombre al que debí asustarle un poco me dijo: Bueno… iré lo más rápido que pueda, pero no voy a saltarme ningún semáforo en rojo…
Yo me reí, y le dije: Hombre! no hace falta eso, cuando lleguemos llegamos.
Empezó entonces a contar el taxímetro como nunca había visto… madre mía, ya puedo tener ganas de la carrera porque me va a salir por un pico. jajajaja.
Menos mal que llevaba efectivo, al final… 22,50€ para llegar a tiempo a Massamagrell, y aunque no lo creáis lo pagué bien contenta porque iba a hacer lo que quería. 😀
Me quedé sin batería en el móvil, ahora si que la he liado… ¿Cómo encuentro al resto del equipo?
De un lado a otro fui en busca de ell@s, pero con tanta gente fue tarea complicada.
Menos mal, Víctor!!! ya pensaba que no me encontraría con nadie del club.
También me encontré con Meri y Raúl , con la gente del River Runners, del SOM y algún conocido más y me hizo mucha ilusión. 😀
Pensando en correrla en 1h 30´ me puse por el final con idea de intentar pillar y encontrar a Inma, Cris y Evita para correr con ellas.
Dieron la salida y hacía bastante calor… nada de 21ºC como se esperaban…
Poco a poco iba adelantando hasta que.. yujuuuuuuuuu!!!! las encontré!!!
Me puse a correr con Evita durante varios kilómetros hasta que mi cuerpo que iba solo la dejó atrás.
No quería correr sola, pero tampoco quería desaprovechar esa sensación de fluidez que tenía corriendo, no me suele dar muy a menudo que digamos…
Así que dejé llevarme por esas sensaciones y continué solitaria en mi aventura.
Subidas, bajadas, llanos… no importaba lo que me encontrara, esa tarde podía con todo 🙂
¿Sería por la paella, el ajo aceite, el jamón, el queso, las tellinas, los calamares, el postre de chocolate, etc…? o ¿por el rissoto de la noche anterior?
Fuera lo que fuera me sentía genial.
Paso por el kilómetro 3 y ni gota de cansancio.
Bieeeen!!! en nada ya tengo el primer 5.000.
El subidón llegó al cruzarme con Víctor y después con Javi, empecé a sentirme menos sola, porque aunque no los vería mucho más sabía que también estaban allí con el mismo objetivo, llegar a meta.
Pasaban los kilómetros y cada vez mi cuerpo iba más rápido, estaba en estado de “Flow”.
Los ánimos de los niños en las puertas de sus casas chocándonos las manos cargaban de energía a cualquiera.
Y es que hasta de un gato parecido a Lucas que maullaba sentado al lado de una puerta sentí ánimos. jajaja.
Estaba disfrutando increíblemente de la carrera, sin miedo.
Así iba casi a mitad de carrera, feliz como una perdíz.
El sol seguía cascando sobre nuestras cabezas, pero esa tarde me parecía como si ni eso que siempre me funde importase.
Cuando pasé de los 10km sabía que acabaría dignamente los 15k.
¡¡¡Bieeen, una manguera para refrescarse!!! al agua patos!!!
¡Lo estoy pasando en grande!
La cuestecita del final se hizo pesadita, pero todo lo que sube baja, así que con ganas pillaría la bajada que de nuevo volveríamos a subir, jejeje.
En esa vuelta me crucé en un lado con Vicente!!! ooooé!!! y en el otro con Inma, Mamen, Cris y Eva.
Quedarían unos 3km para acabar, y como habían fuerzas me apetecía apretar.
A dos kilómetros del final me encontraría con el práctico de la hora treinta lo cuál me hizo mucha ilusión porque lo había visto hacía rato y me sacaba una ventaja interesante.
Y es que aumentando el ritmo considerablemente a cómo había empezado, sería una 15km en progresión, donde empecé a 6:15 y acabé el último kilómetro a 4:48. 😀
¡Cómo no! Fede (Fotografia Fede) estaba allí para hacerlo con esta fantástica foto que capta toda la fuerza con la que ejercí el salto después de 15k de carrera.
Se aprecia hasta la rozadura en la entrepierna (que fue bonica…)
Orgullosa por mi tiempo de 1:24:30 me senté a esperar a ver llegar al resto para abrazarlas y felicitarlas, los chicos ya habían llegado hacía rato.
Una carrera genial con un fantástico final.
Enhorabuena a tod@s
Come on!! #happy