Me acuerdo el día en que Celia me dijo, mira, los de Nadópatas van a organizar una Mar Silvestre, estaría muy guay ir.
Yo pensé… está loca… pero bueno, que yo piense que era una locura no significa que lo fuera, así que la propuesta ahí quedó.
En principio mi plan era ir a ver a esos locos nadar y tomar fotos pero en ningún caso participar.
Entonces poco a poco se me fue contagiando la ilusión y mi siguiente comentario fue.. bueno, me llevo el neopreno y ya veremos… nunca se sabe.
Dos días antes ya estaba liando a Idoia para que se viniera aunque fuera para darnos un chapuzón rápido con Celia y Eva y salirnos.
Así que 28 de diciembre de 2014 día de los inocentes ahí estaba cogiendo el neopreno y el resto de bártulos para el posible chapuzón.
Menudo frío hacía esta mañana y además chispeaba ¿de verdad vamos a meternos?, yo creo que no aguanto ni dos metros…
Ya emocionada de ver la cantidad de gente y las sonrisas complices de… estamos todos locos… mis ganas de entrar al agua habían incrementado considerablemente, tanto que he decidido que grabaría la travesía con mi cámara sumergible hasta donde aguantase.
No me fiaba mucho del enganche y no sabía muy bien como podría nadar con ella colgando al cuello, pero lo iba a intentar.
Antes de empezar, como no, foticos y foto de grupo.
Nos dirigimos a la playa.. a ver como está el agua… ¡Congelada! pero para todos estaría igual 😛
Caminamos hasta el lugar de la salida, a unos 1000m. Uff… yo no voy a aguantar tanto….
Empiezo a moverme, necesito entrar en calor o no aguantaría el impacto del agua helada en mi cuerpo.
Allá voy al agua con mis compis con cámara en mano.
¡Qué divertido! el agua cristalina y un mar en calma era perfecto para poder grabar la Mar Silvestre desde dentro.
Pero pronto llegaría la “inocentada” del día… cuando vuelvo a tirar a coger la cámara de fotos para grabar a Eva me doy cuenta de que el enganche se había roto y la cámara ya no estaba.
¡¡¡Noooo!!!! he perdido la cámara!!! qué desastre!!!
Entonces decido ir a buscarla e Idoia decide ayudarme (Gracias por quedarte conmigo, :D)
Volvemos nadando hacia el lugar de salida y pensamos que con la claridad del agua la podríamos encontrar.
Los chicos de nadópatas que iban en la cola del grupo controlando ven que nos hemos parado y vienen a ver qué pasa.
Les digo que he perdido la cámara y les describo cómo es por si a caso ellos la veían…
No pensaba rendirme y allí estábamos 4 personas rastreando la zona a ver si alguno daba con ella.
Era una locura buscarla en un mar tan inmenso, pero… también era una locura meterse en esa agua helada y ahí estábamos. jajaja.
Opto por salirme del agua para intentar hacer el mismo recorrido de entrada al agua otra vez por si así hay más suerte.
Mientras buceaba y la buscaba me ha venido a la mente recuerdos de la infancia de cuando no tenía respeto al mar y buscaba caracolas en el mar de Jàvea. (me ha gustado 🙂 )
Pero no, no hay manera, y después de no sé cuánto tiempo decidimos abandonar la búsqueda, y nadar la Mar Silvestre aunque la gente prácticamente ya había acabado.
Comienza para Idoia y para mí la travesía que supuestamente no íbamos a hacer entera.
Ya no teníamos frío, y si no me equivoco las dos teníamos ganas de nadar y dejar de bucear. 😛
Muy buena compañía todo el tiempo con los de nadópatas a nuestro lado, así da gusto nadar, arropadas.
Menudos cambios de temperatura había en algunas zonas, ¡qué frío!, y que bonito el paisaje donde se veía el arco iris asomando entre las nubes… Quiero hacer una foto…¡Ay no! ¡qué he perdido la cámara! 🙁 , me quedo sin inmortalizar esa imagen.
Los metros van pasando y sin darnos cuenta acabamos los 1.300m casi como si nada.
¡Menudo gustazo!
Salimos Idoia y yo celebrándolo, lo habíamos hecho.
Viene Celia a recibirnos, nos abrazamos y la tiro al agua, jajaja 😀
Vamos fuera del agua, éramos las últimas…jejeje habrán pensado que éramos patéticas nadando….
Nos vemos con el resto y les decimos que la cámara no ha aparecido.
No sé cómo ha sido pero ahí estábamos Idoia y yo diciendo que nos íbamos a buscarla de nuevo. jajajja,
Entonces es cuando todas habrán pensado que no la encontraríamos y que éramos unas cabezotas.
Íbamos caminando hacia el lugar de salida, otro kilómetro por el paseo, empapadas, con el frío, y pensando que iba a ser como encontrar una aguja en un pajar, la arena podía haber cubierto la cámara… pero no nos dábamos por vencidas, al menos una vez más debíamos intentarlo.
Unos 50´ después del comienzo de la Mar silvestre volvíamos a entrar al agua.
De nuevo el agua helada recorre nuestros cuerpos dentro del neopreno…
Esta vez tenía más frío en la cara, pero yo de ahí no me iba sin volver a buscar. ¡Rastreatooooor!!!
Veía a Idoia metros más allá de mí mientras pensaba… buff… necesito encontrarla….¿dónde está mi flor en el culo?
Entonces de repente veo algo en el fondo de color negro y cubierto por un lado de arena.
¿Será la cámara?
Vuelvo a mirar… ¡No me lo puedo creer!
No la había cogido aún y ya estaba gritando de alegría (esperaba no haberme confundido)
Me sumerjo y buceo a alcanzar con la mano lo que me había parecido ser la cámara y ¡¡¡sí!!!! ¡¡¡es la cámara!!!
Enchufamos el vídeo, nos hacemos fotos, gritos de alegría hacen que la gente que paseaba por la orilla se nos quede mirando. jejejeje
¡¡¡Cuando digamos que la hemos encontrado no se lo van a creer!! y es que yo aún ¡¡¡no me lo podía creer!!!
Ha sido un final perfecto.
Algunos le llamarán cabezonería, otros no darse por vencidos, otros constancia y otros fé.
Y es que cuando hemos vuelto a buscarla es porque creíamos que seríamos capaces de encontrarla, y como dice el refrán, a la tercera va la vencida 😀
¡Lo conseguimos!
Mil gracias Idoia por ayudarme y gracias también a los de Nadópatas por ayudarnos.
Gracias Nadópatas por esta Mar Silvestre que sin duda ha sido un exitazo. ¡¡¡Enhorabuena!!!
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