Hoy quiero compartir mis reflexiones, pensamientos, etc… tras el evento al que fui ayer de Sergi Torres.
No os creáis nada, son sólo pensamientos interpretados desde mis experiencias, como siempre todo muy subjetivo, en lo que podrás estar de acuerdo o no. No pretendo decir que esto es la verdad, aunque sí lo sea para mí, cada uno tiene su opinión al respecto y mi única intención es sólo compartir.
Si te detienes un instante, llegas a casa
Porque cuando te detienes por un instante es cuando te puedes ver a ti mismo, y si eres capaz de verte a ti mismo llegas a casa. Nosotros somos el espacio donde todo sucede.
Vamos por la vida creyendo que ese espacio está vacío y nos la pasamos buscando cosas con lo que llenarlo, pero lo único capaz de llenar ese espacio es el tiempo, cada instante, cada momento.
Nosotros somos la plenitud de cada instante.
Si eres capaz de observarte a ti mismo por un instante te encuentras, ves a tu verdadero Yo.
Nos da mucho miedo mirarnos…
Lo que ves afuera te enseña lo que tú eres desde dentro. Tenemos la conciencia dada la vuelta y al mirar para afuera pensamos que siempre hay algo que temer. Sin embargo, cuando atendemos lo de fuera nos estamos despistando, nos vamos fuera de pista, porque donde debemos mirar es hacia dentro.
Es tan intenso mirarnos hacia dentro que nos da miedo por su intensidad y volvemos la mirada hacia afuera donde buscamos responsables de nuestras experiencias, la sociedad, nuestras relaciones…
Cuando no ponemos la consciencia para ser conscientes de nosotros mismos miramos hacia afuera, al hacer esto nos estamos faltando al respeto a nosotros mismos. Y nos faltamos al respeto porque hacemos responsables a los demás de nuestra vida, como si nosotros no tuviéramos ningún poder sobre ella. Nos infravaloramos.
La mente siempre busca culpables. Pensamos que la causa de la felicidad o no es lo que ocurre afuera. Pensando que el otro es la causa de nuestra felicidad o de nuestra desdicha estamos diciendo que no somos nadie sin el otro, de ahí la falta de respeto a nosotros mismos.
Si os fijáis, la experiencia de los niños está centrada en su propia experiencia, en ir descubriendo. En ese desequilibrio de cada paso a una nueva experiencia está el despliegue de la conciencia.
Cuando crecemos lo conceptualizamos todo, y no entendemos que por ejemplo un desequilibrio emocional es un aprendizaje y buscamos rápidamente a equilibrarlo, no dejamos que suceda la experiencia que nos enseñará algo.
Me encantó un ejemplo que puso Sergi, es el siguiente: ¿Cómo sabe un hombre o una mujer que es gay?
La respuesta es, No lo sabe. Lo descubre cuando se enamora de alguien de su mismo sexo, pero antes no lo sabe.
Es decir, hasta que no lo experimentas no lo puedes saber. Así que nunca digas nunca 😛
Como tenemos experiencias limitadas por los miedos cerramos esa vía de aprendizaje y las experiencias. Lo que sucede desde que decides hacer algo a pesar del miedo y tienes un resultado, ahí es donde está la experiencia y el aprendizaje.
El miedo es sólo una invención, consiste en crear escenarios imaginarios que no nos gustan, lo cuál nos acaba paralizando y robando la experiencia a lo que podría ser. Al otro lado del miedo siempre hay crecimiento.
Cuando nos encontramos a nosotros mismos nos damos cuenta de que todos esos pensamientos son mentira.
Nos creamos necesidades, y aún cuando hemos cubierto la necesidad sigue estando ahí, simplemente cuando la cubres la has eclipsado por unos momentos, pero no te la has quitado, seguirás teniéndola y además crearás nuevas necesidades.
La necesidad jamás genera disfrute. Si yo necesito del amor de alguien, cuando éste me lo de, cubrirá mi necesidad en ese momento (la eclipsa), pero la necesidad seguirá estando ahí, y cuando se vaya volverá a aparecer. Entonces, al estar con esa persona no estaré disfrutándola, sino cubriendo mi necesidad.
Nuestro estado emocional es el resultado de lo que interpretamos que está sucediendo. Por eso ante una misma situación dos personas pueden tener distinto estado emocional, cada uno le dará un significado según sus creencias, etc.
Al haberlo conceptualizado todo funcionamos en base a interpretaciones dando significados a las cosas. Cuando le contamos algo que nos preocupa a alguien, el otro te puede escuchar, pero no te entenderá nunca como tú lo sientes porque el otro hará su interpretación de lo que le estás contando. En mi opinión no hace falta entender al otro tal cual lo siente, nuestra simple presencia y escucha ya es amor y no hace falta más. Cuando ves al otro en su esencia no hacen falta las palabras. Por que cuando alguien vive un drama, éste sólo está en su imaginación. Debemos entender al que lo vive (el vividor), pero no lo que vive.
Nosotros no somos lo que vemos, somo los visores. No somos lo que sentimos, somos los sentidores, etc. y por esa razón todos somos lo mismo. Sentidores, observadores, vividores… de distintas experiencias, pero éstas no determinan lo que somos, somos los experimentadores. Por esa razón nada de lo que sentimos nos puede separar, todos somos sentidores. Debemos ser capaces de vernos los unos a los otros como iguales. El sentidor transciende a los sentimientos. Al descubrirlo, el instante pasa a tener sentido propio, al no interpretar incluimos.
Cuando intentamos imponer nuestra manera de entender las cosas no estamos respetando al otro. Cada uno es uno en esencia.
Cuando mi propósito de vida se alinea con el momento presente me puedo realizar. Que bonito sería si fuéramos capaces de darle a cada instante su propósito. Ahora mismo por ejemplo en este instante mi propósito es compartir estas palabras con vosotros y me estoy sintiendo realizada, no importa lo que penséis ni de lo que comparto ni de mí, porque ni siquiera cuando eso suceda será este instante en el que lo hago.
Nos buscamos siempre fuera del instante presente, por eso nunca nos encontramos.
Somos una consciencia común que no queremos admitir para protegernos, me es más fácil creer que yo soy yo y tú eres tú y no tenemos nada que ver. Pero cuando dejas de protegerte es cuando comienzas a encontrarte.
Si no somos capaces de cambiar nuestras ideas porque creemos que sólo lo de fuera puede cambiar nuestra idea volvemos a quitarnos el poder y nos menospreciamos. Tenemos el poder de cambiar nuestros pensamientos independientemente de lo que suceda fuera.
Cuando asumimos una experiencia ya no hace falta que se vuelva a repetir y se disuelve en presencia. Esto lo pude ver muy claro con un ejemplo de algo que pasó allí. Os cuento:
Había una chica que salió de voluntaria y cuando fue a preguntarle algo a Sergi, al coger el micrófono, al llevárselo a la boca se puso nerviosa y temorosa. Le costó pronunciar las primeras palabras, el miedo le sacó una pequeña risa. Después de que Sergi dijera unas palabras ella volvió a llevarse el micrófono a la boca y esta vez no se puso nerviosa al volver a preguntar. Ahí es donde vimos que una misma experiencia, llevarse el micro a la boca, una vez asumida la experiencia ya no le volvió a generar esa vergüenza, no se volvió a repetir y se convirtió en presencia al estar ella en el instante fuera de pensamientos que le llevaban a esa vergüenza.
La experiencia no debe ser resuelta, está para ser vivida.
Si no sé nadar me meteré en el agua para aprender. Si no sé conducir conduzco, si no sé como se hace algo vivo la experiencia hasta que aprendo. Si no sabes cómo vivir lo que sientes no pasa nada, simplemente siéntelo.
Me encantó esto que dijo:
Intentamos igualar al mundo desequilibrándolo. Cuando intentamos que todos sean iguales ante algo creamos un desequilibrio, porque cada uno tiene su esencia en su unidad.
Por ejemplo: Cuando se evalúa de la misma manera a 30 alumnos en clase de Educación Física. Se busca una evaluación igualitaria y aquí se genera un desequilibrio.
Cuando estamos en esencia no hay una disociación de personajes, no eres el yo amante, el yo trabajador, el yo amigo… simplemente eres el YO, o como le llama mi compañera de Revive, el YOSU ( el Yo Supremo)
Se hizo un experimento con 3 grupos de personas en el que se mandaba la misma tarea pero se recompensaba de manera distinta. Un grupo una recompensa muy pequeña, otro una intermedia y otro una gran recompensa.
¿Qué grupo pensáis que lo hizo mejor?
El grupo que peor lo hizo fue el de la recompensa mayor y el mejor, más rápido y eficiente fue el de la recompensa más pequeña. Ésto llamó mucho la atención y se repitió en otros países donde el resultado fue el mismo. Lo que este estudio concluyó fue que cuanto menos expectativas tenemos del resultado somos más libres y creativos, y una alta recompensa se vincula al resultado creando una necesidad y esto quita la libertad. La ausencia de necesidades te acerca a ti mismo.
Sergi terminó hablando de los ciclos, ¿cuántas veces hemos mantenido una relación de pareja sabiendo que estaba acabada?
Y lo comparó con coger un árbol que empieza a echar las hojas en otoño y no permitimos ese cambio de ciclo, no lo aceptamos y cogemos las hojas, las pintamos de verde y las pegamos con celo a las ramas del árbol.
Conclusión: Acepta y permite cada ciclo. Que los que se tienen que ir se vayan, que los que tienen que venir vengan.
Espero que os haya gustado. Muacka!